¿Por qué ya no se utiliza el término 'Asperger'?

 El término Asperger ha sido ampliamente utilizado durante décadas para describir a personas en el espectro autista que presentan ciertas características. Sin embargo, en la actualidad, su uso está siendo reemplazado por un enfoque más inclusivo y actualizado dentro del paradigma de la neurodiversidad. En este artículo, exploraremos las razones principales por las que este término ya no se emplea oficialmente en los manuales de diagnóstico y en el discurso sobre autismo.


1. No hay diferencias significativas dentro del espectro autista

El diagnóstico de Asperger fue incluido en el DSM-IV en 1994 como una categoría dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Sin embargo, investigaciones posteriores han demostrado que las diferencias entre Asperger y otros grados de autismo no son significativas. La principal distinción radicaba en la ausencia de retraso en el lenguaje o discapacidad intelectual, pero estas diferencias no justifican clasificaciones separadas.

Con la publicación del DSM-5 en 2013, el término Asperger se eliminó y se unificó bajo el diagnóstico de TEA, con niveles que reflejan el grado de necesidad de apoyo (leve, moderado o severo). Esto permite una evaluación más precisa y personalizada de las necesidades individuales, evitando etiquetas rígidas que muchas veces limitan más de lo que ayudan.


2. Evitación del estigma y personalización del enfoque

El uso del término Asperger ha fomentado divisiones dentro de la comunidad autista, generando jerarquías implícitas que clasifican a algunas personas como “mejores” o “más funcionales” y a otras como “menos capaces”. Esto perpetúa el capacitismo al desvalorizar ciertas formas de ser autista, especialmente las que requieren más apoyo.

Adoptar un enfoque inclusivo bajo el espectro autista permite:

  • Reducir el estigma asociado a los niveles de apoyo requeridos.
  • Reconocer la diversidad y variabilidad del espectro.
  • Proveer tratamientos y estrategias de apoyo más personalizados.

Al abandonar etiquetas divisivas, se valida mejor la experiencia única de cada persona autista y se fomenta un entendimiento más profundo y humano.


3. La oscura relación entre Hans Asperger y el nazismo

Hans Asperger, quien describió este síndrome en los años 40, tuvo vínculos directos con el régimen nazi. Estudios históricos han demostrado que Asperger clasificó a los niños según su funcionalidad y colaboró con políticas de eugenesia, enviando a clínicas de eutanasia forzada a aquellos considerados “inútiles” para la sociedad.

Reconocer esta relación nos impulsa a reflexionar sobre la ética detrás del uso del término Asperger y sobre la necesidad de alejarnos de categorías diagnósticas que llevan consigo una carga histórica de exclusión y discriminación.


4. Postura ética y rechazo al capacitismo

Hablar del espectro autista en lugar de subcategorías como Asperger promueve una visión más justa y completa del autismo. Este enfoque respeta los valores de la neurodiversidad al:

  • Rechazar etiquetas capacitistas como “alto funcionamiento” o “bajo funcionamiento”, que invisibilizan tanto las habilidades como las dificultades de las personas autistas.
  • Validar las experiencias de todas las personas autistas, independientemente de su nivel de apoyo requerido.

Unificar el espectro bajo una sola categoría permite reconocer que todas las formas de autismo son igualmente válidas, promoviendo una sociedad más inclusiva y consciente.


Reflexión final

La eliminación del término Asperger no significa borrar las experiencias de quienes se identificaron con él en el pasado, sino avanzar hacia un lenguaje que sea más inclusivo, ético y acorde con los avances en nuestra comprensión del autismo. Este cambio refleja un esfuerzo colectivo por desestigmatizar el espectro autista y abrazar su diversidad, dando espacio a todas las voces y experiencias.


¿Tienes alguna duda o te gustaría añadir tu perspectiva? ¡Comparte tus pensamientos en los comentarios!



Comentarios

Entradas populares